Hay un negativo. Existe una zona de sombra, una zona de la que Bill
Haydon nunca se ocupó o, mejor, si lo hizo fue para borrar pistas. Y
Bill Haydon fue el topo desenmascarado por Smiley, el hombre que desde
el mismo centro de poder y decisión del Servicio Secreto británico
mantenía constantemente informados a los soviéticos
de los movimientos ingleses y norteamericanos. Y la existencia de ese
negativo en Extremo Oriente tiene que probar -Smiley se aferra a la idea
de que forzosamente tiene que demostrarlo-, que Karla prepara una
operación de envergadura en aquella zona. Tal vez por ahí podría
empezarse la reconstrucción del Circus. Pero, para ello, se necesitan
agentes libres de toda sospecha, individuos que no hayan sido detectados
o conocidos por Haydon. Y Smiley cree haber dado con el hombre preciso:
un aristócrata tan digno y frustrado como la propia Gran Bretaña, un
honorable colegial cuya dignidad aristocrática estará a punto de dar al
traste con una contraoperación que se revela sucia, como todas las
operaciones de espionaje, pero en la que reside la gran oportunidad de
que el Circus renazca de sus cenizas.
Cuando Gerald Westerby, el
honorable colegial, hijo de lord, periodista con aficiones frustradas de
escritor, es llamado por los Servicios Secretos de su solitario refugio
de la Toscana, Hong Kong es ya uno de los últimos baluartes británicos
de un imperio que declina indefectiblemente. No obstante, sus espías son
aún héroes tenaces, románticos y ciegos, con el mismo temple que los
antiguos forjadores del imperio, como el mítico general Gordon
defendiendo Kartum. Pero el mundo de los intereses internacionales es
ahora la más intrincada de las redes de intriga internacionales:
ingleses y americanos trabajan tras la huella de Ko, un chino riquísimo
convertido a la fe moscovita y conocedor del poder tecnológico y naval
chino. Mientras George Smiley trama en la sombra, elaborando los mil
detalles de la operación Dolphin, Westerby está solo sobre el terreno.
En medio de un decorado exótico de guerra, droga y sucios negocios, sólo
un bello pero inútil gesto por una mujer es capaz de hacer tambalear,
de pronto, todas las esperanzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario